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Mostrando las entradas de 2005

Oráculo

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"Oigame compay, no deje el camino por coger la vereda..." Tomado del disco Buena Vista Social Club .

2005

Prueba infalible de que después de la tempestad llega la calma. La Vida es reconciliatoria. Pedí estabilidad y se me concedió. Doy Gracias por eso. A menudo me quejo por mi edad, pero es un asunto superficial... Los años pasan, pero es uno de los años en los que me he sentido mejor conmigo misma: segura, confiada, satisfecha. Es increíble poder decirlo. Hace un año me sentía agotada, desesperanzada, golpeada, inclusive. Pero crecí, ahora lo sé, lo siento. Esas experiencias te fortalecen. Ahora puedo disfrutar la Vida como venga. Ahora deseo y espero constancia. Recuerdo que de adolescente hacía una larga lista de propósitos a principios de cada año. Ahora no soy tan exigente conmigo misma. Sólo me pido una cosa. Espero fortalecer lo que he construido. Y agradezco estar viva.

Karma

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El karma (en sánscrito 'acción', del verbo kri: 'hacer') es una creencia central del budismo, el hinduismo y el jainismo. En idioma pali se dice kamma y en birmano kan. Aunque estos credos expresan diferencias en el significado mismo de la palabra karma, tienen una base común de interpretación. Generalmente el karma se interpreta como una "ley" cósmica de retribución, o de causa y efecto. Es el conjunto de energías potenciales que residen en las profundidades de la vida y que se manifiestan en el futuro. Fuente: wikipedia.com A veces ese futuro es demasiado cercano... Es como una bofetada que te da la Vida a la vuelta de la esquina... ¿la han sentido?

Dharma

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Dharma significa ‘protección’. Con la práctica de las enseñanzas de Buda nos protegemos del sufrimiento. Todos nuestros problemas diarios se originan en la ignorancia, pero esta se elimina con la práctica de Dharma . El adiestramiento en el Dharma es el método supremo para mejorar nuestra calidad de vida. Esta no sólo depende del progreso material, sino también de que cultivemos paz y felicidad en nuestro interior. Sin paz interior, la paz externa es imposible. tharpa-es.com Ese momento en que cierro los ojos y callo, no lo cambio por ningún otro. Excepto por en el que callo y escucho.

Nostalsong

Seminare Quiero ver, quiero entrar nena nadie te va a hacer mal, excepto amarte. Vas aquí, vas allá pero nunca te encontrarás al escaparte. No hay fuerza alrededor no hay posiciones para el amor ¿A dónde estás? ¿Dónde voy? Porque estamos en la calle de la sensación muy lejos del sol que quema de amor. Te doy pan, quieres sal nena nunca te voy a dar lo que me pides. Te doy Dios, quieres más es que nunca comprenderás a un pobre pibe. Esas motos que van a mil sólo el viento te harán sentir nada más, nada más. Si pudieras olvidar tu mente frente a mi, sé que tu corazón diría que sí. No hay fuerza alrededor no hay posiciones para el amor ¿A dónde estás? ¿Dónde voy? Porque estamos en la calle de la sensación muy lejos del sol que quema de amor. Seru Giran

Retorno

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...y cuando regresa, regresa de golpe. Sin avisar, regresa al cuerpo. Se reconoce, porque es propia. Pero se siente algo de melancolía. El cuerpo quizá debería poder sentir... pero ya es un regalo el que el alma pueda pasearse por aquellos lugares. Lo que quisiera es poder recordar, no quedarme dormida ni sentir vértigo. Al menos por ahora tengo la memoria de unos sueños vívidos.

Abandono

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¿Alguna vez han sentido que se les escapa el alma del cuerpo?

¡Salud!

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Curioso cómo desaparecen las lágrimas en una bocanada de humo.

Escúchame

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Hay mucha gente que pasa por la Vida de una. Y nunca he creído que sea casual. Todos necesitamos ser escuchados, y de pronto estás sufriendo, y hay alguien dispuesto o dispuesta a escucharte. Y no recibes lo que deseas, pero en cambio tienes un abrazo. Sientes que nada vale la pena, y conoces a alguien que se convierte en tu confidente más cercano. Definitivamente creo que hay una compensación, de cierta forma. Y algunas veces he estado cegada como para saber ver. Y así habré dejado pasar oportunidades para levantarme, o cambiar de actitud. Pero sí recuerdo bien a quienes han pasado por mi Vida, con la simplicidad y la sinceridad que no han tenido otros, que son los más, por cierto...

Tal vez recuerdes... pero no sueñas

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Yo solía recordar, y mucho. Los recuerdos son hermosos, y terribles a la vez... Pero es más hermoso soñar... y como todo, es un arma de doble filo... No sé si es más doloroso recordar, o ver como los sueños se hacen nada... Sobretodo cuando alguien es parte de ellos. Resulta que no tenemos porqué pensar, sentir o soñar lo mismo. La vida es un trecho corto, en el que tenemos la suerte de compartir breves momentos con algunas personas. Y por breve es hermosa, como la rosa del Principito.

5:00 p.m.

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Y no es porque Lorca la descubriera primero, pero ciertamente, es la hora que prefiero. Cuando cae el sol, y corre la brisa, breve... pensando que algún día, a esa hora, se me desprenderán los pies del suelo...

Vanalidades

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Todos vivimos en nuestra pequeña burbuja. Y no se trata de sentirnos culpables por lo que pasa afuera. Ni de golpearnos el pecho. ¿Para qué? Sucede que la vida es demasiado breve. Y a veces pasan cosas para que se nos mueva el piso. Esas cosas que nos hacen "tragar en seco". Desafortunadamente, puede que no nos alteren en lo más mínimo, porque estamos acostumbrados. Toca desacostumbrarse. Saber ver es bueno. Digerir es el siguiente paso.

URGENTE

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¿Qué hace una cuando se le agota la creatividad? Necesito urgentemente una hada madrina.

Redacción: Mi familia

Sí, es casi como un deber... Por mucho estoy mejor sola. Es bueno levantarse cada mañana y escuchar el silencio. Y si amanezco de malas, me lo quito con agua fría. Pero no puedo hacer lo mismo con mis padres. Nadie los cambia. Lo curioso es cuando te das cuenta de que, vayas donde vayas, los llevas contigo. Y el paquete va completo: temores, angustias, defectos y virtudes. Cuesta deshacerse de esos fantasmas. ¡Ahora, de los tics...! Pero al fin y al cabo, de ahí provienes. Es tu origen. No hay de otra. Además, es curioso, cómo aún puedo ser una niña pequeña que necesita de su padre cuando se enfrenta a una cucaracha, o después de ver una película de terror, o sencillamente cuando quiero un abrazo. Y sé que nadie más haría eso por mí, entre otras cosas...

Sobre la Navidad y otros detalles

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Hace mucho que dejó de ilusionarme. Hay más gente caminando por la Avenida Central. Las tiendas adornadas desde setiembre (¡lo detesto!). La publicidad en todas las páginas del periódico. Las mismas fiestas de siempre y en las casas: los adornos del año pasado. Y un motivo para celebrar ajeno a nuestra cultura. Sinceramente apesta. Pero cuando me tocó trabajar durante esos días, a kilómetros de distancia de mi familia... entreteniendo a los hijos de unos perfectos desconocidos... sentí el ácido... ¡Feliz Navidad!

Mmm...

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"Mi pecado se expía en el instante en el que te llevo dentro. Mis labios son tuyos, y la falta es nuestra."

Reminiscencias

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Precisamente si hay algo que no puedo dejar de ser es una niña. Muchas veces actúo como una niña pequeña. Y hasta puede ser molesto. Pero no voy a negar que me encanta. Ahora es más que una promesa de no olvidar jamás que lo fui. No puedo dejar de jugar. Lo difícil es que... nunca me gustó perder. Ahora me toca admitirlo, y punto. Perder es también avanzar una casilla, no precisamente retroceder. También me encanta jugar escondido. Y no ser encontrada. Ahí es donde el juego adolescente no cabe... porque el objetivo es otro... Y mirar donde no se ve, y descubrir lo que supuestamente no existe. Soñar, sigue siendo para mi completamente válido (y terminé hablando como un adulto)...

Sinceridad

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Una es más auténtica cuando más se parece a lo que ha soñado de sí misma... (Agrado, Todo sobre mi madre ). Aún con todas mis máscaras: soy la que soy, quien quiero ser en cualquier momento. Juego a ser. Y al mismo tiempo me expongo. Pero tengo la capacidad de reinventarme a mí misma.

Nada como el mar...

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... y su ir y venir con fuerza. Nada tan limpio, tan natural y tan sincero. Tanto como para sumergirme en él y flotar en su superficie. Y ser una de sus criaturas: iridescente.

Tentación

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Podría morderte los labios... pero prefiero morderme la lengua.

Esa tarde

Tenía sólo unos días de haberte conocido, y nos habíamos citado para ir esa tarde por un café. No acostumbro hacerlo, pero llegué unos minutos antes, así es que entré por un momento a la Iglesia. Hay un aire ahí adentro que no se respira en ninguna otra casa. Caminé lentamente, viendo como la luz se quebraba al entrar por los vitrales. Quizás encendí una vela..., caminé frente al altar, y salí por el lado opuesto. Seguramente me vería extraña en la entrada de la Iglesia, vestida toda de negro; leyendo un libro como si estuviera en el parque. Pero sólo te estaba esperando. Llegaste, y una vez que nos sentamos en el café, cambiamos los cafés por dos copas de vino. Tinto para ti, blanco para mi. Escogimos una ensalada para compartir. Creo que tenía queso de cabra. No lo recuerdo ya. Sólo lo que decían nuestros ojos, el calor que se evaporaba por encima de la mesa, y las canciones que sonaron esa tarde... No imaginé que las recordarías... diez meses después.

Luz

Lo más interesante de la vida no es la materia, la cual es muy transitoria. El mundo astral es infinito. Win Won

Una taza de café amargo...

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...y el olor de cigarro en una habitación cerrada. - La dificultad para entendernos, e interpretarnos... Sólo se escucha el tic-tac del reloj-despertador... o en su defecto el silencio. El televisor encendido, el agua hirviendo y tu abrazo tibio. - Para qué las palabras... - Yo si las necesito. Igual necesito tomar agua, tomarme las pastillas, ponerme la inyección, llegar temprano al trabajo, pagar la renta, hacer las compras, tomar el taxi, limpiar el baño, lavar los trastos... Es más: ésas son las razones por las que necesito escuchar tus palabras.

Reflexión de medio día

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Llueve, y el cansancio me cierra los ojos. Acabo de comer y me siento más pesada. Podría hacer tantas cosas y no estoy haciendo nada. Necesito que salga el Sol dentro de estas cuatro paredes, que deje de cocinarme esta luz de fluorescente. Al menos hay más silencio, sólo las teclas de fondo, y una música pop relativamente tolerable. Por suerte no escucho sus pensamientos. Durante el almuerzo sólo encuentro títeres a mi lado. No hallo una pizca de lucidez, o al menos a mí me lo parece. Busco una palabra y encuentro una duda, que pende ligeramente del techo del patio interior.

Tensión

- Hay quienes pueden trabajar bajo presión, pero a mí no me funciona. - A mí si, depende. Digo, me gusta la adrenalina. - Adrenalina es otra cosa. Es lo que se siente en la montaña rusa, frente a un escenario cuando empieza una función, cuando estás haciendo el amor... ¡no cuando te piden algo de ya para ya! - Mmm, depende, insisto...si se trata de hacer lo que te gusta... - Sí, pero me gusta tomarme mi tiempo para hacer lo que me gusta, y bien hecho... - Claro, pero... - ¿Es una situación ideal? Sí, bueno, no soy yo la que toma decisiones aquí... ya me corresponderá...¡algún día!

Tiempo

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Allá con lo que cada quién haga con su tiempo. Lo triste es no percatarse de que se va muy rápido. Y aún peor: no hacer nada provechoso con él. Todos sabemos que vinimos al mundo para nacer, crecer, reproducirnos y morir. Pero... ¿qué con eso? No es suficiente ir a trabajar o estudiar día tras día. Esperar que lleguen los domingos para ver el partido o ir a misa si es que aún queda la costumbre. El tiempo lo contiene más una mirada, una nota, una caricia, lo que siento cuando voy a caminar y precisamente, no me importa el tiempo.

Asalto no. 4

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No era un día como cualquiera. Iba a recoger a mi pequeño al Kinder. Mi mamá llegaría también. A la salida, era difícil distinguir entre tantos padres e hijos, pero finalmente apareció el mío, con su rubia cabellera, y una expresión de extrañeza al toparnos frente a frente: le costó reconocerme. El trabajo no me permitía dedicarle el tiempo suficiente, así es que era mi madre la que se encargaba de cuidarlo. Lo alcé y lo abracé con fuerza contra mi pecho. Me acompañaban tres viejos amigos que querían conocerlo, entre ellos un hombre que amé... y que acababa de llegar al país. Mi amiga y su novio querían verlo también... Recuerdo que pensé que querrían saber quién era el padre. Pero ni yo misma estaba segura. Traté de sacar cuentas con la edad de mi niño, pero nunca estuve segura... y me perdí en los números, hasta que ese momento se transformó en una persecusión que aún tengo confusa, y al momento siguiente ya había amanecido.

Por un recuerdo...

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Hay momentos que merecen la pena trasnochar... sabiendo que a la mañana siguiente toca madrugar... Eran las 12:45 am ... y aún estaba...¡patinando! Así decidió celebrar su cumpleaños una amiga mía, y pues, no se valía faltar. Era cómico, y hasta patético, ver a unos cuantos venteañeros, y otros tantos de treinta patinar a duras penas por la pista casi vacía (¡lo que hacen los amigos!). Curioso, pero desde que recuerdo (y tenía 5 años), siguen siendo la misma pista, las mismas luces, las mismas paredes, las mismas gradas, y hasta la misma música setentosa u ochentosa, con su aporte reggaetonero, que ni modo: no puede faltar. Nada como el aire sobre la cara cuando se da la vuelta... ni como las caídas estrepitosas sobre el suelo, ni como esas luces con forma de ruedita que se proyectan en el suelo: recuerdo que jugaba a perseguirlas. Más adelante jugaría a perseguir algunos ojos verdes... o a esquivar a algún arrogante patinador que se conducía a toda velocidad. Quien pasó sus fines de s

El escenario

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Tenía sólo 6 años cuando ya estaba subida allí arriba, rasgando las cuerdas de la guitarra y sosteniendo los acordes con dificultad... pero lo valía. A los 7 hacía un solo en "Que canten los niños". ¡Tenía mi propia estrofa! Y mi madre estaba frente a mí mientras cantaba: "yo canto para que sonría mamaaaaá..." Después de mí seguía Ronny: era increíble, tenía una voz excepcional. Salí de la Roosevelt y seguí rasgando las cuerdas de mi nueva guitarra en la estudiantina de mi nueva escuela de monjas y sólo mujeres. Ahora hasta nos íbamos de gira. Y así fue hasta los 12, cuando se me ocurrió que quería ser cantante y mi padre me dijo que moriría de hambre. A los once escribí mi primer cuento, y seguí haciéndolo. Le puse más atención a mis pinturas, además. Y mi intento por hacer una pasarela para ingresar a un grupo de modelaje que sugirió una alumna de quinto, fue un fracaso: ni siquiera llegué a finalista. En fin, fueron sólo cinco años lejos de un escenario... hasta

Asalto no. 3

A los 13 años, me había cansado de preguntar a mis padres esas preguntas sin respuesta, que me resolverían "cuando tuviera 12". Si quieren saberlo, aún no he recibido esas respuestas... Afortunadamente... allí estuvo mi tía para resolverlas y la Vida para tropezarme con ellas. Se convirtió en mi confidente y en mi modelo a seguir. Sin embargo, algo ocurrió con el paso del tiempo, y es que ya no era mi abuelita la que se ponía celosa de mi complicidad con mi tía, sino más bien sucedía lo contrario... Cosas que pasan. Y se abrió un abismo entre ambas. Fue dolorosamente profundo. Tan fuerte que incluso llegó a la violencia. Hoy el silencio es la única palabra que nos dirigimos. No me percaté en qué momento ocurrió, pero me encontré con que mi tía se había mudado a mi apartamento. De pronto estaba ahí, con su falsa sonrisa, llenando todo mi espacio personal, ¡el que tanto me ha costado obtener! Se le ocurrió comprar una cocina, cuando se supone que eso debería consultárselo ante

Sobre la estabilidad

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Los cambios han sido importantes en mi vida... y supongo que en la de todos: marcan un ciclo que termina y otro que empieza. Así imagino el Universo: como una enorme e infinita espiral dando vueltas. Por suerte nos llegamos a dar cuenta en algún punto de nuestra historia que el mundo no era cuadrado. Fíjense de cuántas curvas está hecha la naturaleza. En fin: si me veo desde afuera, quizás sea una gitana recorriendo en caravana tierras desconocidas... o quizás una mujer árabe caminando por el desierto. Y eso me gusta. No estar siempre en el mismo lugar, ni con la misma gente. Pero llegó un momento en el que quise darle un orden a mi vida... y me siento bien. Aunque es delicioso dejarse llevar por el viento o correr tan fuerte como el río, es confortable llegar a mi casa y descansar. Saber que hago lo que me gusta y aunque tengo una rutina de trabajo como muchos, cuento con eso. Y con mi familia, mis amigos y mi chico. Y soy feliz. Y punto. Las curvas me las trae el día, porque aún no h

¿Buenos días?

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Hoy siento tu abrazo débil: no te siento. Estás y a la vez no estás. Como yo, quizás. Hay una parte de mí que no está. Lo bueno es que aún puedo llorar. Pero quiero correr. Quizás sólo deba buscar el origen. Volver a la tierra, volver al agua, volver al viento para ser fuego. Recordar de qué estoy hecha. Los árboles también lloran. Y es en su abrazo que he visto la Luna. Y es de sus ramas que me han dejado caer, que he aprendido. Y es de esa savia que me quiero abrazar, que quiero beber, que quiero alimentarme, para caminar descalza, como si estuviera aprendiendo nuevamente a caminar. Así empieza mi vida, una y otra vez.

El vacío

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¿Quién no siente el sinsentido? ¿A quién no le llega el momento en que tiene la Vida en frente y pasa como pasa una película? Todos hemos llegado a sentir el vacío. Hay quienes lo evaden, lo guardan en una esquina e intentan simular que todo sigue igual. Allí está el problema: no todo sigue igual. Igual, he bebido para olvidar. Igual me he drogado para detener el tiempo y el espacio. Igual le he subido el volumen a la música. Igual he gritado y he callado. Igual he tenido sexo por las mismas razones por las cuales he bebido, me he drogado, he silenciado el sonido ambiente, he gritado y he callado. Pero las lágrimas no lavan el vacío. No se lava, no se raspa, no se quita. Está, hasta que no lo evacuemos. ¿Cómo se evacúa un hueco negro en nuestro espacio? Está en nosotros que la Vida tenga esa sal...

El sueño de muchos

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1960, Buenos Aires. Valentín es un niño de nueve años que vive con su abuela. Su madre desapareció cuando él tenía tres años y su padre es un bala perdida incapaz de tomar responsabilidades. La vida de Valentín transcurre modesta y con dos obsesiones: convertirse en un astronauta y que su padre le lleve junto a su madre. Pero su padre no quiere remover el pasado y, además, no deja de decepcionarle presentándole novias horribles, hasta que llega Leticia. Acostumbro ir sola los domingos al cine. Me recomendaron esta película y era la que me faltaba por ver. Nada como cuando te hablan en tu idioma. Nada como cuando te hacen reír las cotidianidades de la vida. Nada como cuando un niño te mira a los ojos y te dice las verdades en la cara. Algunos quizás también soñamos alguna vez con ser astronautas... hay muchas formas de alcanzar las estrellas, así como de estar en la Luna. Lo bueno es cuando nos damos cuenta. Es bueno creer, y saber ver, y para eso hace falta a veces volver a ser niño.

El quinto pecado capital

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Yo confieso, Padre, que he pecado. Anoche, no pude resistirlo... ya no lo hacía... había dejado de hacerlo... Me sacié hasta el cansancio. Pero lo he pagado toda la noche. No pude dormir. No logré conciliar el sueño. Tenía demasiado asco. Me repugna el sólo hecho de recordarlo. Aún hoy, aún esta mañana, ¡no dejo de eruptar!

A veces pienso...

... que el tiempo se me va muy rápido y estoy dejando a un lado proyectos que siempre he querido hacer. ¿No les pasa? A mí me da rabia conmigo misma eso de dormirme en mis laureles. ¡Los laureles apestan!

Asalto no. 2

Anoche fui con mi madre a una fiesta. Mi amiga Andrea y su mamá también llegaron a la fiesta. No era precisamente una fiesta de disfraces, pero había una mujer que lucía un turbante y una máscara. Los presentes le pedimos que se quitara la máscara. Tras insistirle, finalmente accedió, y empezó a quitarse la máscara. Y para mi sorpresa (aunque lo presentí en el fondo), tenía otra máscara detrás de esa, horrible, una especie de burro y demonio. Y así continuó quitándose una máscara tras otra, hasta que pudimos ver su verdadero rostro. Ella estaba asustada, pues había ocultado su cara durante mucho tiempo por supuestas cicatrices de quemaduras. La motivamos a que se levantara y se viera en el espejo que cubría una de las paredes de la sala, a sus espaldas. Se sorprendió al ver que su rostro era bello, sin una sola cicatriz. Y lentamente se desprendió el turbante... No podía creerlo. Pero no era más que su auto-reconocimiento. Curiosamente, la mujer era mucho más joven de lo que esperábamo

Cuando avanza la noche...

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... y la música sube de volumen... Cuando las miradas son más sugestivas, y ya de por sí hace calor... El roce de cuerpos no es casual, ni casuales los sugestivos movimientos que siguen los ritmos bajos de esa pieza... Mucho menos cuando el alcohol empieza a distribuirse uniformemente por tus venas... u otros efectos te hacen sentir más, saborear más, oler más, oír más... El calor de la hoguera en la playa, la brisa del mar refrescándote... o esa bebida fría e imprescindible en una disco del centro de San José... Un travesti me abre la boca y me da de beber el trago de la casa, invitándome: "toma, mami". De pronto me olvido de dónde estoy, y me subo a la barra a bailar junto a los bailarines del bar, de todas formas en ése país nadie me conoce... Doy una vuelta y estoy sobre una tarima en la disco de ése hotel de playa, vestida de negro y brillantes, soy una pieza del Carnaval, mientras mi madre está sentada mirándome, con el antifaz que hice por la mañana... Necesito refresc

10:15 am

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Hay un momento en el que indiscutiblemente, aunque el reloj siga su curso, ni el tiempo ni el espacio existen. Ese preciso momento en el que sabes que te toca levantarte e iniciar la jornada. Y si cuesta despegarse de las cobijas, es aún más difícil desprenderte de la piel de ése que amas, y que tiene aún los párpados cerrados...

Con las venas abiertas

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Nadie es quien verdaderamente es. Es natural, intentamos protegernos. Tras cada caída, algo queda, no solo el golpe. El golpe hace mella. No olvidamos. Afortunadamente, de cierta forma. Lo que sucede es que al cerrar unas puertas, negamos el paso a todo y a todos. Hay que darse una oportunidad. No todo es negro: ni blanco. Toca correr riesgos si se quiere aprender. Aún reaprender. Que ninguna experiencia se parece a otra. "La Vida es como la espuma. Hay que darse como el mar." (Tomado de la película Y tu mamá también ).

Mutantes

Cuando nacemos tenemos las cosas más claras de lo que el resto de la especie humana alcanzaría a imaginar. Luego se dedican a meternos tanta basura en la cabeza que cuando llegamos a tener conciencia de que lo mejor que podemos hacer es desaprender, es un poco tarde. Difícil desprenderse de todo eso. Muchos lo arrastran a lo largo de sus vidas. Otros ni se percatan. Lo cierto es que mientras llevamos a cabo la tarea de desaprendizaje, el camino no está despejado. Por el contrario, se sobrevienen otras experiencias que debemos enfrentar, asimilar y digerir. Si es que sobrevivimos en el intento (porque hay muertes dentro de la Vida). ¿Al final qué somos? ¿Quiénes somos realmente? Jamás podemos ser los mismos. En un segundo todo puede cambiar. Pero hay algo que se conserva. Algo. Siquiera.

Una pregunta

En un día como hoy cabe preguntarse: ¿Qué tan independientes seremos como nación una vez que se apruebe el dichoso Tratado de Libre Comercio?

Reflexiones sobre la Independencia...

Hace unos días estaba de compras en el Más por Menos, y, aunque no tenía mucho dinero, tuve la intención de comprar un adorno alusivo al 15 de setiembre para ponerlo en mi puerta. Pensé que se vería bonito. Luego pensé: "un momento, ¿qué es lo que estamos celebrando?". No creo que seamos realmente INDEPENDIENTES. Se ha discutido mucho acerca de nuestra identidad nacional. Y no está de más. Desde antes de la época precolombina hemos sido un lugar de paso. Somos interculturales por naturaleza. Y eso está bien. Enriquece nuestra cultura: lástima que seamos tan xenofóbicos, y no sepamos valorarlo. Lo difícil para mí es saber cómo nuestras cabecitas están llenas de ilusiones del Norte del continente, ser como ellos, parecernos a ellos, tener las cosas que tienen: esas casas, esos lujos, esa forma de comer rápidamente, esos "maravillosos" estilos de vida. Yo trabajé en un hotel de playa durante siete meses y tuve la oportunidad de conocerlos más de cerca. Y créanme que no

¡La hija de su madre...pereza!

La noche del viernes anterior fui a ver a una amiga de Conchal al Hotel Palma Real, de la cadena Barceló. Ella canta allí los viernes y miércoles por la noche. Tiene un pequeño que está a punto de cumplir su primer año, está separada de su esposo y está estudiando secretariado bilingüe en el INA. Así como ella, tengo otras amigas de mi infancia que están separadas o incluso viudas siendo tan jóvenes, tienen un(a) pequeño (a), trabajan, estudian, y por única ayuda tienen su propia fuerza de voluntad. Y ahí están, no miran hacia atrás, no tienen tiempo para pensar en su cansancio y mucho menos en sentir pereza. Ellas y otras mujeres son un ejemplo para cuando sintamos pereza de estudiar o trabajar. A ver si se nos mueve el piso y sentimos algo de vergüenza. Y no se trata de pensar: "bueno, yo no tengo hijos", sino de darnos cuenta que mientras estamos sentados frente al televisor, la Vida nos está esperando afuera.

Asalto no. 1

Anoche estábamos conversando en el balcón-azotea de la U, la vista era genial: empezaba a oscurecer. Habían varios estudiantes, pero no tenía importancia. Conversábamos: de cualquier cosa, tampoco tenía importancia... De pronto nos besamos. No me lo esperaba, pero sí lo deseaba, así es que se dió y punto: fue muy breve, pero delicioso. Tenía una invitación pendiente en la casa de mi familia, así es que decidí invitarlo a él. Una vez en la sala de la casa, mi hermana no me hizo buena cara... Lo miraban de arriba a abajo con una expresión que rayaba en el asco...(son exagerados). Por supuesto me preguntó en secreto si él era mi novio. Y con una sonrisa le dije que no... De eso se trataba esa cena, pero en fin, decidí darle un giro a la historia. Quise hacerle un tour por la casa, que, dicho sea de paso, no es nada común: tiene varias habitaciones que más que cuadradas, son redondas, las paredes tienen una textura muy particular, casi se parecen a la estructura exterior de la fachada del

...y a toda vela!

¡Hola! Finalmente la curiosidad mató al gato y abrí mi blog... (lo que hace una en horas de trabajo). Son las 12:38 pm de una tarde un tanto oscura que tan sólo hace unos minutos estaba soleada y calurosa hasta la asfixia. Es más, ya está lloviendo... En fin, eso es lo que sucede allá afuera... Acá dentro hace un tanto de frío, pero eso será hasta que apague el aire acondicionado, que no sé a vos, pero por lo menos a mí me da alergia. Está sonando Eternidad de La Ley, y no precisamente porque yo la haya escogido, pero no me disgusta del todo..., es más, en la época en la que esa canción salió al mercado, yo solía ir a sus conciertos...pero esa es otra época. Ahora está sonando el teléfono ¡otra vez!: cuando trabajo por las noches no llaman tanto... ¿será porque a esa hora todos ven televisión por cable? Yo ya no tengo televisión por cable: la dueña de los apartamentos me dijo que si quería tenerlo, debía pagarlo... durante estos siete meses, por gracia de Alá, o del inquilino anterior,