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Mostrando las entradas de 2012

Soñando despierta

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¿Cómo nos imagino? Juntas. Vos jugando en la arena, yo viendo el reflejo del Mar en tus cabellos. Yo dándole forma a mis palabras en hojas de papel, vos corriendo hacia mi. Las dos bailando, soltándonos el cabello, girando con las manos entrelazadas. Vos arrullándote en mi regazo, yo contándote cuentos de sirenas y piratas. Y el tiempo nuestro, colmándonos de frutas frescas, construyendo castillos de arena, haciendo coronas de flores, tendiéndonos en una cama almidonada al caer la noche y contando las estrellas. Vos y yo. Te esperé tanto. Y ahora que estás aquí, sólo quiero estar con vos. Enseñarte el mundo, lo bella que es la Vida, lo que nos ofrece la Pachamama, y lo bien que la vamos a pasar juntas.

Desde la guarida de la loba

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Adentro, una tiene tiempo para hornear las ideas, para cocinar las preguntas, para pensar los lobos junto a los cuales ha corrido bosques y desiertos. Adentro, el corazón crece con levadura, la sangre se convierte en leche, el cuerpo toma forma de vasija de barro. Adentro, se ven la luz del Sol y la Luna caer, las estrellas brillan en sus pequeños ojos, sus manos son mariposas desenvolviendo sus alas. Adentro, nos entendemos en nuestro lenguaje inventado, la intuición brota como el sentido que había estaba dormido y sonreímos con la piel. Adentro, somos un prendedor en nuestra cama, compartimos el algodón de nuestros sueños, y nos despertamos recordando de dónde venimos.

Desde ese lugar

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Desde ese lugar al que te escapás a jugar con los ángeles y las mariposas, a hablar con los espíritus de tus vidas pasadas, recuerdo esa otra parte de vos que ríe, que sueña, que atravieza el continente por amor, y por amor permanece a mi lado mi Vida entera, sorprendiéndome con las creaciones que salen de sus manos, en forma de galletas o animalitos de fieltro. Extraño tu risa, tu espontaneidad, y trato de entender tu mutismo, añorando que volvás desde ese lugar... Yo que visité el mío propio, sigo sintiéndome impotente cada vez que te veo partir. Sigo sin saber qué decir, qué hacer. Quizás sólo deba compartir tu silencio...

Yo que vengo del Mar y vos que me trajiste a Tierra

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El hospital

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Unos ojitos achinados, "un cinco de boca y un cinco de nariz", la piel blanca como yuca y mucho, mucho pelo, finito, eso sí, como pelo de maíz. En lo único que se parecía a mi era en el largo de los dedos de las manos y de los pies. Amamantarla en primera instancia no pareció difícil: se prendió bien, no dolió tanto y salió el esperado calostro.   Además tuve la suerte de que me explicara una enfermera de las buenas. De las buenas, sí, y lamento decir que de las pocas buenas... Era la primera vez en mis 33 años de Vida que me operaban, y por lo tanto la primera vez que no tenía control sobre mi cuerpo. El dolor de una herida de cesárea es punzante, y arde, como el fuego. Para moverme tenía que arrastrarme, y levantarme era un martirio. Sin embargo, las enfermeras nos instaban a hacerlo con premura, y a caminar para que sanara la herida. No fueron amables. Mucho menos consideradas. Recuerdo una vez que dos de ellas conversaban frente a mi sobre un producto para las

Untitled #1 / Vaka - Sigur Rós

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El parto

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- ¡Andá buscando dónde te vas a ir! - ¡Lo voy a hacer, lo voy a hacer! ¡Dame chance que la beba nazca y que pase la cuarentena! Indignada, le deseé que se le multiplicara todo lo malo que me estaba deseando. Me sentía impotente, hervía de cólera. No podía creer que mi padre se comportara así con su única hija justo antes de dar a luz. No había sentido señales de ninguna contracción, y temía que ese ambiente tenso que domina mi casa, no me permitiera sentirlas. Una vez que se fue, revisé la lista de contactos en mi celular, preguntándome cuál de mis amigos me podría sacar de ahí. Afortunadamente lo tenía casi todo preparado, por si surgía una emergencia, así que no me demoré mucho tiempo en estar lista. Debía aprovechar el tiempo que mi padre tardaría en ir y regresar del supermercado, para evitar más conflictos. Y lo logré. Justo cuando el carro rojo de mi amiga salía de la calle de mi barrio, mi padre estaba llegando por la acera de enfrente... Lloré, lloré todo lo que pude mient

Hilal Belly Dancers en la Tercera Feria de Artes Árabes

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Maria Bethânia - Âmbar

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Muda de palabras

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A veces me quedo muda de palabras. A veces las palabras se las lleva el viento. A veces mis musas se sientan a peinarse los cabellos, y no están para escuchar ni mis silencios. A veces siento ganas de llorar, aunque no tenga agua por dentro. A veces, sin decir cómo, dónde ni cuándo, me apagan la luz, me cortan el teléfono, y la telepatía. A veces quiero congelar instantes, a veces me congelo en el tiempo.  

Abuela, Madre, Doncella

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© Amy Swagman, 2010 - www.themandalajourney.com

Soul on Fire

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by Tom Peifer “So fine, yeah, send those chills up and down my spine.” Transitions seem to draw our attention in myriad ways. Sunsets. The multi-colored leaves of autumn in some climes. The first rains and ensuing rebirth of green across the fields and forests of Guanacaste. We seem transfixed by all, even reveling in the symbolic death and birth of the man made unit called a year on our calendar. I guess it’s as good an excuse as any to roll up the rug and put on your dancing shoes. Along with a couple hundred other lucky souls, I surfed into 2012 at Hotel Playa Negra, swept along on pulsating river of R&B music, courtesy of Miss Sasha Campbell and the Groovemakers. Faithful readers of the Howler may remember an interview I did with Sasha several years back, after she sang at the wedding of some friends in the same venue, under the same palm thatched rancho. (See “Distant Soul”, The Howler ???) At the time, transition was the name of the game for the young struggling a

Ausencia

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La tarde cae, y deja que sus últimos rayos acaricien los cristales de mi ventana. Bajo las sábanas, me refugio en la almohada, imaginando un cuerpo cálido que me abraza... que nos abraza. Imagino el roce de unos labios humedeciendo cálidamente los míos. Aunque no lo diga, aunque lo guarde para mi, la palabra que está tatuada debajo de mi piel es NECESITO. Necesito una caricia pálida a lo largo de mi espalda. Necesito que me estrechen fuertemente contra sí. Necesito sentirme querida, protegida, amada. Ya lo dije. Lo admito. Sin miedo a nada, ¿por qué habría de temer decir lo que siento? ¿Por orgullo? No. El orgullo endurece. Y lo que más necesito ahora es suavizarme, dejarme ir, derretirme. Me levanto con la dificultad que da el peso de los ocho meses de llevar a mi beba en mi vientre. Estoy agotada: no dormí en la madrugada. Quiero un vaso de leche fresca con chocolate. Serotonina para el alma. Sustituto temporal (y deseo pensar que es temporal). La tarde está fresca, y el Cerro d

Resolver

( Del lat. resolvere ; de re, y solvere , soltar, desatar). 1. tr. Tomar determinación fija y decisiva. 2. tr. Resumir, epilogar, recapitular. 3. tr. Desatar una dificultad o dar solución a una duda. 4. tr. Hallar la solución de un problema. 5. tr. Deshacer, destruir. 6. tr. Dicho de un agente natural: Deshacer algo cuyas partes separa destruyendo su unión. U. t. c. prnl. 7. tr. Analizar, dividir física o mentalmente un compuesto en sus partes o elementos, para reconocerlos cada uno de por sí. 8. tr. Mús. Llevar a efecto una resolución ( ? paso de un acorde a otro). 9. prnl. Decidirse a decir o hacer algo. 10. prnl. Dicho de una cosa: Reducirse, venir a parar en otra de menor importancia en relación con lo que se creía o temía. 11. prnl. Med. Dicho de las enfermedades, y en especial de las inflamaciones: Terminar, ya espontáneamente, ya en virtud d

Respirar

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El primer día del año, recibí la mejor lección que puedo haber recibido: respirar. Amo el Mar, me siento en mi elemento cuando estoy adentro. Acostumbro decir que podría quedarme allí adentro, sin volver a tocar Tierra... Conversaba con mi amiga Melissa, mientras el Sol desaparecía en el horizonte marino: perdimos la noción del tiempo, y del espacio. De no ser porque ella me dijo: "No toco fondo", no me hubiera percatado de ello. Sin detenerme a comprobarlo, le contesté: "Nademos con las olas". Fue lo que me dijo mi lógica. Nadamos de frente, sin saber que lo recomendado, en estos casos, es nadar en diagonal. La corriente nos siguió jalando en la dirección contraria, hasta que nos cansamos de nadar. Mi amiga gritó por ayuda, con los ojos muy abiertos a pesar de la sal. Yo me concentré en flotar. Afortunadamente, había un grupo de chicos  cerca, y pronto nadaron en nuestra dirección. Mi amiga les gritó que me ayudaran a mi primero, porque estoy embarazada. Dos