Reflexión de medio día

Llueve, y el cansancio me cierra los ojos. Acabo de comer y me siento más pesada. Podría hacer tantas cosas y no estoy haciendo nada.

Necesito que salga el Sol dentro de estas cuatro paredes, que deje de cocinarme esta luz de fluorescente.

Al menos hay más silencio, sólo las teclas de fondo, y una música pop relativamente tolerable. Por suerte no escucho sus pensamientos.

Durante el almuerzo sólo encuentro títeres a mi lado. No hallo una pizca de lucidez, o al menos a mí me lo parece.

Busco una palabra y encuentro una duda, que pende ligeramente del techo del patio interior.

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