Historias de Camas Verdes
Pues no me queda de otra... así es que volví para contarlas.
Sólo que... ¡los engañé! Creo que mis historias de camas verdes no merecen la pena ser contadas, al menos no en este formato... ya porque se verían mejor en un poema, o porque no son lo suficientemente entretenidas.
Así es que este post más bien debería llamarse:
Pasó un buen tiempo antes de que empezara a tejer mis historias sobre la arena, así es que la primera vez, me tocó regañada: "¡Cómo! ¿Y entonces a qué vienes a la playa?" (Errrghh...).
La primera vez con E... tomamos en cuenta llevar una manta para no terminar llenos de arena. Pero nos olvidamos de los zancudos. Recuerdo que, al regresar a San José, mi mejor amiga me preguntó: "¿Sarampión?". Y yo: "¡No! ¡Soy alérgica!". Pero lo valió, a pesar de los zancudos y de la arena que nos llegó hasta los tímpanos, y el temor (¿cuál temor?) de ser descubiertos... ¡por nuestros jefes!
Lo conocí en Tamarindo. Tenía unos hermosos ojos verdes y besaba... mmm... Nos entendíamos en un inglés risible en mi caso, mejor en el caso de él, aunque no era el idioma natal de ninguno. Nos citamos una noche en la playa... El lugar era perfecto: frente al Mar, las estrellas brillaban, la Luna también... él estaba mmmmuy bien... hasta que empezó la acción... entonces entendí a Amelié a mitad de la película... sólo que el cielo estrellado era mejor que ver pa'l techo...
Ya que estamos en la playa... ¿qué les parece el Mar? Mejor aún... ¿no?
Sólo que... ¡los engañé! Creo que mis historias de camas verdes no merecen la pena ser contadas, al menos no en este formato... ya porque se verían mejor en un poema, o porque no son lo suficientemente entretenidas.
Así es que este post más bien debería llamarse:
Historias sobre la Arena
Pasó un buen tiempo antes de que empezara a tejer mis historias sobre la arena, así es que la primera vez, me tocó regañada: "¡Cómo! ¿Y entonces a qué vienes a la playa?" (Errrghh...).
La primera vez con E... tomamos en cuenta llevar una manta para no terminar llenos de arena. Pero nos olvidamos de los zancudos. Recuerdo que, al regresar a San José, mi mejor amiga me preguntó: "¿Sarampión?". Y yo: "¡No! ¡Soy alérgica!". Pero lo valió, a pesar de los zancudos y de la arena que nos llegó hasta los tímpanos, y el temor (¿cuál temor?) de ser descubiertos... ¡por nuestros jefes!
Lo conocí en Tamarindo. Tenía unos hermosos ojos verdes y besaba... mmm... Nos entendíamos en un inglés risible en mi caso, mejor en el caso de él, aunque no era el idioma natal de ninguno. Nos citamos una noche en la playa... El lugar era perfecto: frente al Mar, las estrellas brillaban, la Luna también... él estaba mmmmuy bien... hasta que empezó la acción... entonces entendí a Amelié a mitad de la película... sólo que el cielo estrellado era mejor que ver pa'l techo...
Ya que estamos en la playa... ¿qué les parece el Mar? Mejor aún... ¿no?
Comentarios
AL fin y al cabo, ellos tendran sus propios gustos :)
Como es eso?
da picazón en el ano!
se mete en lugares inimagibables... y la jacqueline puede terminar con un cangrejo en el gorro...
tengan cuidado!
TLCP: Lo que pasa esque éramos compañeros de brete y trabajábamos en un hotel de playa...
Deberia ser mas explicita.... jaja, son varas!
Saludos!