Historia de Moteles
La primera vez que fui a un motel... parecía que era la primera vez para él también. Así que, faltos de conocimiento, decidimos recurrir a la ruta consabida de la "Tierra del Amor", o San Francisco de Dos Ríos, para los que conocen...
Seguimos las flechas de luces que nos conducieron al primero que encontramos. Entramos. Una primera ojeada al lugar, bastó para mi negativa: "¡yo no voy a poner aquí mi trasero!". Colcha ochentosa de flores, paredes color sucio, cortinas de mal aspecto, baño en peores condiciones y música guapachosa. Ni modo, al niño le tocó pagar y concluyó la búsqueda por esa noche.
¿Que si hubo siguiente ocasión? ¡Claro! Chimenea, balcón con vista a San José, cama king con sábanas impecablemente blancas, televisión con cable, servicio a la habitación, jacuzzi... ¡el paraíso!
La chimenea nunca la pudimos encender... pero el jacuzzi fue maravilloso. Todo el baño se llenó de vapor. Y la vista de San José... ni para qué. Recuerdo claramente la colina, la fila de árboles, y las luces entre la neblina a las 3 de la mañana, desde el balcón...
Aquella cama era increíble. Más comparada con mi pequeña cama individual de entonces, y mi pequeña habitación donde más que la Ley del Deseo, tenía que reinar la del Silencio. Dejar de callarme fue lo máximo. Y brincar sobre ella fue inevitable.
¡Bien por la princesa!
¿Que si me gusta el césped? ¡Por supuesto! Pero esas son otras historias...
Comentarios
Genial. Inevitablemente me hizo recordar un día en octavo de colegio rural, río arriba buscando un famoso claro entre los matorrales con Eduviges (nombre ficticio por aquello), a punto de taquicardia, tomado de sumano y en la mano derecha un saquillo con una manta.
Por cierto, dónde estará? Qué habrá sido de ella? Es increíble, hace años que no pensaba en ella...
debe ser reinteresante tomando en cuenta el desarrollo de la busqueda del "motel" ideal... pues el cesped ideal?? :)
son momentos de muchisimas sensaciones que imprimen momentos inolvidables.. ojala vengan pronto..! chau cristi..Dan*
Jajajaja... ¿y si te contara que el chico se volvió testigo de Jehová, se dejó crecer la panza, vendió el carro y se metió a estudiar periodismo?
Concuerdo con lo de dejar de quedarse callado.
La libertad de lo privado, el poder de disfrutar de lo único que importa... sin importar el lugar o el alrededor... aaaaahhh... que placer...
Por el lado de "la camita verde" me conformaré con la imaginación... o se podrá poner en práctica?..
Saludos
Cris: Me desvela pensar en el pobre chico cuando vos decidiste "yo no voy a poner aquí mi trasero". Y el climax del pobre? Seguramente salió de allí caminando como Charlie Chaplin.
En definitiva de pasar de la cama a la que le traquea todo a una gigantesca morada a la que no le suena nada por estar hecha pa "soportar" meneos, es suuper!
Que si me gusta el césped!!! ja ja ja ME ENCANTA! Y aunque es otro tema, esperarè a que hables de "Camas Verdes" pa poner mi comentario!...
Un abrazo!
que bueno lo q escribiste!!
son cosas que uno nunca olvida. jeje
¿que si me gusta el techo de una casa? por supuesto! pero esa es otra historia.
jajaja
besos!
yo solo he visto un motel en vivo y en directo y a todo color, uno por curridabat creo, el eden o no se que varas...
cuando sera! jeje
En cuanto pueda volvere...
Y cuando hablan de las del mar? la playa? lugares extraños?
y es deluxe!