¿Preparados?
Ya sus palabras no me lastiman. Siento pena por él. Imagino que la tarea le quedó demasiado grande. Sin embargo somos dueños de nuestro destino. Él tomó una decisión y yo la mía. Creo que nuestros caminos inevitablemente están unidos. Pero se han roto los lazos. Todos, todos excepto uno. Que sea lo que tenga que ser. Gracias al Cielo a mi no me invade el miedo, ni la confusión, ni la duda. Todo lo contrario. Anoche me invadió una sensación de paz: me sentí protegida y bendecida.
Soy libre. Y no voy a permitir que se me haga daño. Corrijo, que se nos haga daño.
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