Compañeros de la soledad

nos da por ahogar el tiempo en una botella,
por caminar bajo la luz de la Luna,
por escribir versos sin rima.
A nosotros, que no nos queda nada,
más que nuestra propia compañía,
bailamos con nuestra propia sombra,
consolamos el silencio,
con una taza de café
o una copa de vino.
A nosotros,
que ni nos mira el tiempo,
nos determina el compás
de la voz interior,
y el ronroneo del gato
que se acaricia
con nuestro abandono.
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