Cabaret

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Una gota de sudor baja lentamente entre sus senos. Piel bronceada, pestañas largas, labios rojos... Cualquiera de los presentes daría lo que fuera por atarla con fuerza a sus reprimidos pensamientos. Y sin embargo, ella es de todos y no es de nadie. Caderas amplias, muslos redondos, vientre firme... Sus talones? A 15 centímetros del suelo, y con pasos firmes, les quita la respiración.

Esta podría ser una noche como cualquier otra. Ella ya se sabe su rutina, sabe cómo ganarse esos billetes extra que le sujetan a la cintura. Todo igual. Hasta las luces.

Hasta esa esquina oscura cuya mesa está siempre reservada... y vacía... Doble giro a la izquierda, y... le pareció ver la sombra de un hombre sentado en esa mesa, fumando una... pipa? En fin, no le prestó demasiada atención. Aunque le pareció extraño, siguió bailando: the show must go on. Terminada su actuación, le preguntó a una compañera que se fijara con atención en la mesa del fondo, por curiosidad, no más.

- Y?

- No había nadie... Estás segura?

Ella afirmó. En fin, lo dejó pasar...

Llegó la siguiente noche, con sus luces y su música y sus hombres casados con la idea de tener una noche distinta. Vuelta al tubo, vuelta a la silla, vuelta a los tacones y a las pestañas postizas. De nuevo todo igual... hasta el tipo de la noche anterior... Quién era? Tres vueltas y quedó frente a sus ojos oscuros. Era muy extraño, permanecía callado, a diferencia de los demás. Sólo observaba, sumido en su pipa. Ella por poco olvida la música, los gritos la trajeron de vuelta a la tarima.

- María, te dejaron una nota.

- Qué será?

Abrió la servilleta, con letra clara y leyó:

Es otra luz la que puede iluminar
tus piernas firmes,
tus labios quietos.

Haz una pausa en tu baile inquieto,
para probar la sal que da la Vida.

J. J.



Comentarios

Arleqino dijo…
bailar para un sombra, bailar entre humo de pipa y gusto a chocolate, bailar que es soñar con los pies, bailar, siempre bailar, y desnudarse en alma en un giro que haga pedazos el alma misma, bailar como bailan las hadas en un estallido de risas, bailar para que las sombras se aplaquen... si te detienes, la sombra volverá a salar tus dulces caudales de vida irreverente, irreversible.

¡no dejes de bailar!

un beso y te dejo un billete en el portaligas.



pd: para mí que el tipo ese era el padre.
alefux dijo…
mmm..que suspenso... pasé todo el relato: quién es? quién es?


no sé, me quedó una sensación de lástima...
Caperucita dijo…
siempre es bueno hacer una pausa en el camino, para ver que tiene la vida que ofrecernos que quizas lo estamos dejando de lado.

muy buen escrito
Anónimo dijo…
Bueno, aplicaríamos como corolario, la frase aquella, constante en mis consejos por cierto, de que "si quieres resultados distintos no hagas siempre lo mismo".

Es un relato sencillo, me parece inspirado, de alguna manera, en un sentimiento propio y común, aunque no frecuente -quizá hasta algo sorpresivo-. El entorno descrito me cuenta una historia diaria, casi una rutina de vida que podría ser la tuya o la de cualquiera, en una oficina, una casa o una cabina; se percibe incluso lo que es peor que la rutina y es el olor de la rutina, denso y enrarecido como espesando la existencia. La imagen de la bailarina me impresiona familiar, muy cercana por lo común de su ficticio nombre, que quizá esconde cercanía; María es, pues, como decir yo, con habilidades bien identificadas, limitaciones evidentes, impuestas o autoimpuestas, ingerencia de terceros anónimos -por olvido o decisión-, en no poca cantidad, como sucede a las mujeres hermosas a lo largo de su vida, a quienes ofrecen frivolidades como si colgasen billetes, y bastase con ello para que el "show" continue.

El extraño que llama su atención, lejos de ser un desconocido total, me parece un personaje tan anónimo como deseado y esperado, una esperanza que aguarda, una luz que asoma en la apartada pero digna esquina tomada por la oscuridad -donde quizá debe permanecer para que exista como luz por contraste-.

Interesante consejo el que regala a la bailaora de la vida, pero más lo es el detalle escondido en la simpleza de la servilleta, casual el medio diríamos, empero esculpido con esmero el final mensaje de bienvenida. Interesante detalle en la firma misma que repite iniciales. Y la pipa, ¿por qué una pipa?, ¿tiene acaso algún significado?, claro que sí, y tampoco es casual, diría yo que la pipa es en sí una parte esencial del personaje con iniciales repetidas, es casi como un grito de su personalidad.

Y de vuelta al corolario: En toda escritura es necesario el punto, más aun si se trata de escribir nuestra vida. Y quien dicta las reglas de adecuada ortografía en tan sublime tema, es el silencio, la pausa, el regreso, justamente aquello de lo que huímos, pensando que avanzamos o que siquiera vivimos.

Hermoso Cris, TU historia es hermosa.
Franklin dijo…
Intrigante, misterioso, rico, firme, sensual... lindo texto

Me encanta la sensualidad de tu pluma.
Anónimo dijo…
pase por tu blog y me encanto, un saludo grande para ti y segui para adelante
Alguien que deja semejante consejo escrito en una servilleta no debe ser muy valiente. Seguí bailando... esa es la sal de tu vida!
Besos desde Baires
Vania B. dijo…
Intrigante...buen post querida Cristi, me encantó la descripción de la bailarina.
DIEGO dijo…
mmm la nota quien la escribio? mmm puede ser un poeta, un bohemio o un trovador nose...pero pa mi que lo enamoró su baile.
Ariel- dijo…
Uff. Ojalá una nota mía pudiera frenarla un poquito y que se de cuenta lo que tiene. ¿Cómo puedo atar sus reprimidos pensamientos a los míos?

Un beso.
Cristibel dijo…
Arlequino: Me encanta cuando la poesía genera poesía... Gracias!!! Y... no, no era su padre.

Alefux: Por qué lástima?

Cape: Gracias! Captaste, nena!

Rogelio: Muchísimas gracias por tomarte tu tiempo para hacer un análisis del cuento. Tu opinión es muy valiosa para mi. Mi recomendación es que te lean: www.despecador.blogspot.com

Franklin: Gracias! Era la idea...

María Cristina: Bienvenida! Pasaré por el tuyo.

Claudio: Yo no dejaré de bailar. María, quizás tampoco. Pero al menos le movieron el piso.

Vania: Gracias!!!

Diego: Ese mismo! Los tres en uno. Y sí, el tipo quedó enganchado. Ella, intrigada.

Ariel: Ella no se reprime nada, quizás el ánimo de hacer algo más, no sé... Un beso para vos también.
Diego dijo…
Hermosa historia, me recuerda mucho algún cuento que una vez pensé en escribir, solamente que en vez de una bailarina, era un triste hombre vagabundo. Que, que tienen en común?

Lo complejo y delicioso de lo simple. Eso.

SALUDOS!
ecasual dijo…
Gran relato.
Ta bonito el misterio. Y muy buena la forma en que es narrado.

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