Esta mañana, en la clase de yoga, mientras todos estábamos acostados en el piso con los ojos cerrados, sumidos en las imágenes mentales que nos proponía el profesor, "algo" tocó las heridas abiertas de una compañera. Terminada la clase, empezó a llorar. Fue un momento difícil. Duro para ella. Recordó a su padre que había muerto hace un año, y se encontró, sensible, frente a frente con su dolor. Cuántas veces cargamos con nosotros nuestras angustias, temores, resentimientos, odios, celos, envidias entre otros sentimientos, y los guardamos creyendo que no van a aflorar en otro momento... Y es que somos como una olla de presión, si no liberamos tensiones, si no perdonamos, si no nos perdonamos a nosotros mismos, si no olvidamos, tarde o temprano estallaremos. Me siento muy afortunada, al poder escribir lo que siento. Y si no escribo bailo, y antes de bailar actuaba, pintaba, tocaba guitarra... Nada como el arte para transformar la energía, para liberarse, para desahogarse. P...