El quinto pecado capital
Yo confieso, Padre, que he pecado.
Anoche, no pude resistirlo... ya no lo hacía... había dejado de hacerlo... Me sacié hasta el cansancio. Pero lo he pagado toda la noche. No pude dormir. No logré conciliar el sueño. Tenía demasiado asco. Me repugna el sólo hecho de recordarlo.
Aún hoy, aún esta mañana, ¡no dejo de eruptar!
Anoche, no pude resistirlo... ya no lo hacía... había dejado de hacerlo... Me sacié hasta el cansancio. Pero lo he pagado toda la noche. No pude dormir. No logré conciliar el sueño. Tenía demasiado asco. Me repugna el sólo hecho de recordarlo.
Aún hoy, aún esta mañana, ¡no dejo de eruptar!
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Saludos