Reminiscencias

Precisamente si hay algo que no puedo dejar de ser es una niña. Muchas veces actúo como una niña pequeña. Y hasta puede ser molesto. Pero no voy a negar que me encanta.

Ahora es más que una promesa de no olvidar jamás que lo fui. No puedo dejar de jugar. Lo difícil es que... nunca me gustó perder. Ahora me toca admitirlo, y punto. Perder es también avanzar una casilla, no precisamente retroceder.

También me encanta jugar escondido. Y no ser encontrada. Ahí es donde el juego adolescente no cabe... porque el objetivo es otro...

Y mirar donde no se ve, y descubrir lo que supuestamente no existe. Soñar, sigue siendo para mi completamente válido (y terminé hablando como un adulto)...

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Comentarios

Jaqui dijo…
Una ventaja (desventaja?) de tener esa niña en una supuesta adultez es percibir lo maravilloso en cosas aparentemente sin sentido...encontrarle sentido a una fila de hormiguitas, ver formas en las nubes o reirse como loca sin sentido aparente....
Diego dijo…
Me encanta jugar a ser niño. Para mi siempre sera un escape a la cotidianidad que nos rodea.
Lo extraño es cuando en algun momento quiera petaerle las espinillas a una amiga para decirle que me gusta.
^^
Azzafrack dijo…
Una viva muestra de que la edad la define el espiritu y la mente... no los años...

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