Asalto no. 4
No era un día como cualquiera. Iba a recoger a mi pequeño al Kinder. Mi mamá llegaría también. A la salida, era difícil distinguir entre tantos padres e hijos, pero finalmente apareció el mío, con su rubia cabellera, y una expresión de extrañeza al toparnos frente a frente: le costó reconocerme. El trabajo no me permitía dedicarle el tiempo suficiente, así es que era mi madre la que se encargaba de cuidarlo. Lo alcé y lo abracé con fuerza contra mi pecho. Me acompañaban tres viejos amigos que querían conocerlo, entre ellos un hombre que amé... y que acababa de llegar al país. Mi amiga y su novio querían verlo también... Recuerdo que pensé que querrían saber quién era el padre. Pero ni yo misma estaba segura. Traté de sacar cuentas con la edad de mi niño, pero nunca estuve segura... y me perdí en los números, hasta que ese momento se transformó en una persecusión que aún tengo confusa, y al momento siguiente ya había amanecido.