Hasta entonces



Mientras me desnudabas me preguntaste:
-¿por qué dejamos de hacer esto?

Tantas veces hemos surcido nuestra historia,
como han cambiado las copas de los árboles,
los surcos alrededor de nuestros ojos,
las Lunas y sus mareas.

Esta vez no te despediste,
sólo te escabulliste entre el no me aparezco
y el "nos hablamos".

Te perdiste, de nuevo te me perdiste,
y quién sabe si el destino volverá a tener el capricho,
de reencontrarnos.

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