Vi las estrellas
Él se llamaba Lyron. Era israelí. Lo conocí en una de las tantas fiestas en Tamarindo. Me gustó tanto a mi como a mi amigo, pero yo fui la afortunada. Era lindo, tenía unos ojos verdes de esos que encandilan, y sí, también era sexy. Besaba mmmuuy bien, y era muy divertido conversar con él en el único idioma que podíamos comunicarnos: en inglés. Él se reía de mi acento y yo le pedía que me hablara en hebreo. Él estaba acampando en Tamarindo, y decidí ponerlo a prueba. ¿Quería verme? Que llegara por sus propios medios a Brasilito... Y lo hizo. Todo era perfecto. La playa, el Mar con su ir y venir, y una noche estrellada. Hasta que llegó el momento clave... y me sentí como Amélie en la escena en la que se está cogiendo un tipo y sólo ve a la cámara con cara de ¿a qué horas va a terminar esto? Afortunadamente yo tenía ante mis ojos una bóveda de estrellas, que bien, bien podía ponerme a contar... Nunca más lo volví a ver. Pero si algo aprendí de esta, es que no todo lo que brilla... sabe u...