La historia sin fin
Era un 31 de diciembre cuando lo esperaba en la entrada del Mall San Pedro, con mis características botas negras y mi minifalda. Aunque parezca una fecha extraña para una primera cita, lo era. Por alguna razón todos mis amigos tenían algo que hacer esa noche y yo recibiría el Año Nuevo con un perfecto desconocido. Sólo sabía dónde trabajaba y a qué se dedicaba... porque fue donde lo conocí, una semana antes, cuando nos quedamos viendo profundamente a los ojos. Tanto, que casi se cae el pobre. De hecho se le cayó todo el contenido de la bandeja, y aún no me explico cómo no se le quebró ni un vaso. Si alguna vez han dudado del amor a primera vista, es porque aún no lo han vivido. En esa época yo actuaba rápido, así es que le escribí mi teléfono en la factura. Créanme: funciona. Así es que ahí estábamos, buscando en un taxi el mejor lugar para pasar la última noche del año. Pero el destino decidió que los mejores lugares estarían cerrados, así es que terminamos en una disco gay, en medio ...