Por un momento...

Finalmente llegó el día que había estado esperando durante tanto tiempo... Estoy agotada, más por la tensión acumulada que por el esfuerzo físico, pero valió la pena. Hace mucho tiempo que no estaba en el escenario, frente a un público numeroso, con las luces encandilándome los ojos y el corazón a mil. Amo ese momento. Es mejor que la montaña rusa... porque es mucho más que diversión, es compartir el fruto de tu trabajo, morir en escena: mente, cuerpo y espíritu alineados por una sóla entrega.

Me decía una compañera: "- Qué chicha, tanta vara para que todo pase en unos minutos". Le contesté: "- Es que así son todos los buenos momentos".

Sé en el fondo de mi corazón que podría dedicar mi Vida entera a trabajar por momentos como éste. Lo supe desde la primera vez que me subí a un escenario, a los 7 años (en esa ocasión fue a cantar). Es mágico, todo se detiene en ese momento, la fuerza es indescriptible...

Gracias a Dios y a los buenos deseos de mis amigos todo salió maravilloso. Debo confesar que estaba muy asustada, más porque en la coreografía que bailamos, dos compañeras bailan con fuego, y recién ayer lo practicamos en el teatro. Por suerte ninguna se quemó, todo salió bien. Yo no tuve ningún blanco ni me equivoqué en ningún momento. Espero algún día poder bailar como lo hacen las chicas que tienen años de practicar belly dance. A eso aspiro, en este mi primer año de clases, porque estoy conciente que bailar como mis profesoras... ufff, por más que quiera, no lo llevo en la sangre como ellas, y como decía mi director de teatro: todo se ve en el escenario. Tendrían que ver a las hermanas Zaghloul, se las recomiendo, con Arabika en vivo, los últimos sábados de cada mes en Jazz Café.

Y si no pudieron verme ayer, les recuerdo que nos presentamos en una función gratuita el próximo miércoles 13 a las 7 de la noche, en la Academia Editus en Barrio Escalante. Para mi son importantes sus críticas y comentarios. Me ayudan a mejorar.