Cuando avanza la noche...
... y la música sube de volumen... Cuando las miradas son más sugestivas, y ya de por sí hace calor... El roce de cuerpos no es casual, ni casuales los sugestivos movimientos que siguen los ritmos bajos de esa pieza... Mucho menos cuando el alcohol empieza a distribuirse uniformemente por tus venas... u otros efectos te hacen sentir más, saborear más, oler más, oír más... El calor de la hoguera en la playa, la brisa del mar refrescándote... o esa bebida fría e imprescindible en una disco del centro de San José... Un travesti me abre la boca y me da de beber el trago de la casa, invitándome: "toma, mami". De pronto me olvido de dónde estoy, y me subo a la barra a bailar junto a los bailarines del bar, de todas formas en ése país nadie me conoce... Doy una vuelta y estoy sobre una tarima en la disco de ése hotel de playa, vestida de negro y brillantes, soy una pieza del Carnaval, mientras mi madre está sentada mirándome, con el antifaz que hice por la mañana... Necesito refrescarme, y un vampiro me roza el cuello con los hielos de su trago. Antes de ser mordida por sus labios me lanzo de nuevo a la pista y bailo frente al ventilador. Jamás olvidaré esa mirada... La visión se borra cuando siento la cerveza fría resbalar por mi cuello, y un eco de voces que gritan: "¡juego, jueeegooo!". Y ahí estamos los 4, bailando al ritmo de Mr. Dj, o mejor aún , a nuestro propio ritmo. En unos minutos somos el centro de atención. Tres hombres y una chica, dándose de beber cerveza, de boca en boca, de cuello en cuello...nada se puede desperdiciar... ni las vueltas que doy en el aire bien sujeta a su tórax y cuello. Es la una de la mañana del primer día del año y caen flores de papel sobre nosotros... nos toman una fotografía mientras nos besamos: podría no ser, pero es, lo fue, cómo cada momento de éstas mis noches.
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