Todos los humanos piensan
Por Yei Hidalgo y Cristibel Leandro
Guión de Radioteatro para el curso de Locución en Línea, de la Escuela DeleFoco
Un pensamiento recorre su cerebro. Es alto, delgado. Camina despacio pues apenas aprende a usar sus piernas.Tiene barba, desgarbada. Sus facciones son
marcadas, con pómulos que sobresalen de su delgado rostro.
Sus ojos son claros, color miel tirando al ámbar.
Se puede ver a través de su mirada inocente e intrigada a la vez.
Descubre sus manos, como si siempre hubieran estado
ahí, pero hasta ahora tienen un propósito.
Rómulo acaba de atravesar un portal del tiempo, y
aún no puede comprender quién es y qué está haciendo ahí.
Sumido en sus pensamientos, lo sorprende la voz de
un hombre:
Todd – ¡Hey, vos! ¿Quién sos?
¿Qué hacés en esa cueva?
Rómulo – (DUDA) No … lo sé…
Todd deja sus instrumentos de
pesca y le extiende una mano.
Todd – Vení, hombre. Te voy a
ayudar a salir.
Rómulo está inseguro, pero
accede.
Todd – Tomá esto. Cubrite.
Rómulo se viste torpemente, con
las ropas que le da Todd. Mientras, Todd enciende una hoguera y cocina el
pescado a la orilla del río. Comen en silencio, escuchando el crujir de las
brasas.
Todd - ¿No tenés idea de dónde
venís?
Rómulo – No…
Todd – Tomá un trago. Necesitás
dormir, hombre.
Rómulo toma un trago de whisky.
Arruga la cara, pero toma más. Se acuesta, viendo las ramas de los árboles.
Oscurece. Todd le extiende una cobija raída, para abrigarlo. Enciende su pipa y
ve las estrellas.
Charlie – Hola.
Rómulo – Hola.
Charlie – Mae… ¿querés una birra?
Rómulo levanta los hombros y se
sienta a la par del hombre. Le recibe la cerveza y se sientan a compartir las
cervezas en silencio…
Carlos Luis sale del Mar con su
tabla. Está atardeciendo. El cielo se tiñe de tonos rojizos y naranjas. Se
acerca a Rómulo y Charlie.
Carlos Luis – Maes… ¿Me
invitarían una birra?
Charlie – Diay, si hay para uno,
hay para todos.
Ven el Sol ocultarse en el Mar.
Charlie - ¿Cuál de todos se
siente más sólo?
Rómulo levanta los hombros.
Carlos Luis – Yo siempre hablo
con el Mar. No sé por qué estoy acá con ustedes. Normalmente estoy solo.
A lo lejos, se escucha el piano
de Noelia. Y el piano nos trae sus pensamientos:
Noelia sale de su casa, se quita
las sandalias y empieza a caminar, descalza, por la arena. Empieza a oscurecer.
Los tres hombres hicieron una fogata en la playa.
Noelia se acerca. Duda. Lo piensa
no una, ni dos, sino tres veces, hasta que al fin les pregunta:
Noelia – Maes, ¿me regalan una
birra?
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