Decisiones



Precisamente porque he jugado a recorrer dos caminos al mismo tiempo, sé que la bilocación agota.

Y... quiero jugar limpio esta vez. Mi entrega ha de ser absoluta. No sé qué me espera, pero son las cartas que me quiero jugar, que elijo jugar.

Recuerdo cuando te llevé dos conchas del mar. Te pedí que eligieras una de las manos cerradas que las ocultaban a tus ojos, y me sorprendió el hecho de que no quisieras saber qué tenía la otra mano. Me dijiste: uno no debe arrepentirse de sus decisiones. Estoy satisfecho con mi elección. Bien, supongo que me enseñaste... a no dudar.

Yo... confío en mi corazón. No soy racional como vos. No utilizo las estructuras. Cierro los ojos y escucho. Siento, y... me dejo llevar en esa dirección. No sé qué tan lejos me lleve la corriente. Lo que sé es que fue mágico converger nuevamente.

Y será mágico perderme en sus ojos color miel...

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