Historia sin fin
El era tacaño con las palabras. Ella en cambio las aderezaba, las condimentaba, le ponía sazón hasta a aquellas situaciones que no lo merecían... como sus despedidas. Porque fueron muchas. Hubo lágrimas y sonrisas. Pleitos y reconciliaciones. Todos cargados de olvido. Porque sin olvido no se puede haber explicado el revivir esta historia.
Pasó el tiempo. Hasta que un día, cosas del destino, empezaron a jugar al escondido. El la vio. Ella lo vio. El cruzó la calle. Ella no lo detuvo con la mirada. No pronunció palabra.
Una noche a ella le llegó el vino a la cabeza, y le refrescó los recuerdos. Entonces lo llamó. Al día siguiente el le envió un mensaje: "hola". Ella respondió con el silencio.
Pasó el tiempo. Hasta que un día, cosas del destino, empezaron a jugar al escondido. El la vio. Ella lo vio. El cruzó la calle. Ella no lo detuvo con la mirada. No pronunció palabra.
Una noche a ella le llegó el vino a la cabeza, y le refrescó los recuerdos. Entonces lo llamó. Al día siguiente el le envió un mensaje: "hola". Ella respondió con el silencio.
Comentarios
El silencio mata, hiere, lastima y nada explica.
Salud!