Historia sin fin

El era tacaño con las palabras. Ella en cambio las aderezaba, las condimentaba, le ponía sazón hasta a aquellas situaciones que no lo merecían... como sus despedidas. Porque fueron muchas. Hubo lágrimas y sonrisas. Pleitos y reconciliaciones. Todos cargados de olvido. Porque sin olvido no se puede haber explicado el revivir esta historia.

Pasó el tiempo. Hasta que un día, cosas del destino, empezaron a jugar al escondido. El la vio. Ella lo vio. El cruzó la calle. Ella no lo detuvo con la mirada. No pronunció palabra.

Una noche a ella le llegó el vino a la cabeza, y le refrescó los recuerdos. Entonces lo llamó. Al día siguiente el le envió un mensaje: "hola". Ella respondió con el silencio.

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Comentarios

Franklin dijo…
Brindo por todas aquellas mujeres que responden que mas que con el silencio.

El silencio mata, hiere, lastima y nada explica.

Salud!
Cristibel dijo…
Sin embargo hay silencios necesarios.

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