Mi cuerpo habitado
Foto: Sergio Cantillo Malavassi
Mi cuerpo está habitado.
Lo habitan los sueños nocturnos de mis hijos,
la leche que sale de mis pezones,
las caricias del hombre que amo.
Mi cuerpo está habitado.
Lo habita una bailarina dormida,
una niña que soñaba con ser escritora,
una mujer que murió y nació una y otra vez.
Mi cuerpo está habitado.
Lo habitan historias de amantes de mil y una noches,
arena, Mar y Sol,
y noches de bailar hasta el amanecer.
Mi cuerpo está habitado.
Lo habitan asanas,
aceites esenciales,
lágrimas y cosquillas.
Mi cuerpo está habitado.
Lo habitan cicatrices,
chocolates, muchos chocolates,
vino tinto y cantonés.
Mi cuerpo está habitado,
por un espíritu color índigo,
intrépido e irreverente,
soñador y emocional.
Comentarios