Adaptación a los cambios



Aparecían una a una. Siempre a la misma hora, cuando ambos estábamos aún despiertos, trabajando, estudiando, a ratos compartiendo, mientras los niños dormían. 

Las detesto. 

Mi mamá me cuenta que cuando nací en la Carit, las cucarachas caminaban por las paredes. Ella estaba aterrorizada. Encima las enfermeras y los doctores estaban en otras. Sí, ella sufrió violencia obstétrica. Escuchó frases como: "Ahora está gritando.., ¿y cuando abría las piernas?". ¿Fuerte, no? ¿Por qué se culpa el placer? ¿Qué tiene de malo disfrutar? ¿Y por qué no se respeta un momento tan sagrado como el parto?

Mi segunda experiencia traumante con las cucarachas, fue cuando, en segundo grado de primaria, hicimos un chanchito a partir de un globo, cubierto con capas de papel periódico y goma. Al final lo pinté de rosado, mi color favorito. Me llevé la desagradable sorpresa de encontrar una cucaracha en mi cuarto. Cuando mi papá la aplastó, soltó la pintura rosada... Sí, fue asqueroso.

La tercera experiencia, me lleva a mi primer embarazo, cuando, hablando por teléfono con el padre de mi hija, apareció en mi cuarto una cucaracha voladora. ¿Pueden escucharme gritar? Él se burló de mi. Se burló de mi fobia. Las embarazadas están hechas de material hormonal sensible. Que lo diga yo que tuve dos embarazos. Fobia mezclada con dolor e impotencia.

Cuarenta y un años después de mi primer encuentro con estos seres vivos, se me ocurrió finalmente buscar su significado como animales tótem. Me sorprendió descubrir su gran capacidad de adaptación a los cambios. Y esta cualidad, es la que se me quiso enseñar, a través de estos insectos. No voy a llover sobre mojado explicando o compartiendo las implicaciones de esta pandemia. Existe sobreinformación. Lo que rescato de la principal cualidad de las cucas, es su capacidad de sobrevivencia. Y nosotros y nosotras, seres humanos, también la tenemos. Basta revisar un poco sobre Geografía e Historia para darnos cuenta a lo que hemos sobrevivido tras generaciones. Esa fortaleza, está impresa en nuestro ADN. 

Y, cuando me tocó ver una rata esconderse en la alcantarilla del apartamento que compartimos, recordé, señores y señoras, que no por casualidad, éste es el Año de la Rata

Ahora, con qué actitud enfrentamos los cambios, depende de nadie más que de nosotros y nosotras mismas.

Y, curiosamente, las cucarachas dejaron de aparecer en cuanto comprendí el mensaje y lo apliqué a mi Vida.


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