Solíamos ir a La Villa al salir de la bodega del Girasol, a armar con Pablo y Sergio cadáveres exquisitos . Así que decidí que era la mejor forma de despedirlo. Juanca, Pablo y yo, le escribimos un cadáver exquisito, y logré que el sepulturero lo metiera en un huequito y lo cubriera con cemento. Los actos simbólicos, sanan, diría Jodorowsky. Pocas personas he conocido con esa capacidad de reír y de sonreírle a todo, y encima de hacer reír, porque eligió la comedia. Pero sus primeros pasos fueron en el grupo de Teatro Girasol (Gi-ra-sol, no Giratablas). Cuando yo entré, en el 97', ya Sergio era de los mejores. Aunque cuando vi la primera versión de Zuzanka, todos eran buenos. A muchos, el Girasol nos marcó, pero pocos se atreven a hacer de su pasión, su Vida. Quienes viven intensamente se despiden rápido, porque ya cumplieron su misión en esta Vida. - Es que Sergio ni siquiera podía comerse un Halls tranquilo, me dijo Pablo, tenía que comérselos todos. Pocos días ...