Atenta

A veces una, que vive en ese mundo que roza con lo irreal, que se la pasa juntando flores por el trillo de la fantasía, se le olvida que bajo los pies está la cañería, y de paso hay una fuga, y de paso hay brazos que intentan agarrarte de los pies, provocándote zancadillas que lográs evadir porque de verdad un ángel te protege.

Aterrizar es duro. El suelo no es el colchón suave sobre el que dormís todas las noches. Y aunque creés en la esencia de estos seres llamados humanos, y confiás en que aún hay algo bueno en ellos: en todos, no podés fiarte, morena, ni del uno ni del otro. Triste realidad, tal vez. Pero quizás con los seis sentidos alerta, podás desplazarte ágilmente del mundo real al de los sueños, como si se tratara de una danza.

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