La música, los sentimientos a pie de calle, agazapados, esperando detrás de una esquina o de una sonrisa. Detrás de ti o de mi, detrás de lo que me dices sin necesidad de añadir nada más.
Cuenta conmigo, con el amanecer que nos trae, juntos, nuevas esperanzas. Con el momento de paz que nos brindas. Con la voz rota y el alma a flor de piel. Rota, también, pero dejando su legado en el aire, en cada suspiro, en cada acorde que va a parar al corazón más inmediato. Porque la vida es eso, que diría el poeta: Nuestra vida son caminos, son estrofas, do, re, mi, canciones, melodías que van a quedar. Quedar entre tú y yo, entre vivir y morir, pero al menos, hacerlo plenamente. Hacerlo a lo grande.
Llueve, y el espanto se hace trizas. Llueve, y procuro hacerme un ovillo. Llueve en tus ojos, llueve en mis labios... Me armo con cada gota, y cada gota me hace más fuerte. Llevo adentro un aguacero, de ramas caídas, de horizontes lejanos, de cielos despejados. Me sacudo el agua: el agua me ha eternizado. Después de mojarme el alma, me escurro de recuerdos.
La Chaskañawi u "Ojos de Lucero" es, sin duda una de las mejores novelas costumbristas de Bolivia; la obra es un testimonio de la vida provinciana del sur de Bolivia, contiene tintes autobiográficos y retazos de ironía, que a veces, desciende al sarcasmo. "La Chaskañawi" de Carlos Medinaceli. Se preguntarán de qué les estoy hablando... Mi fin es explicarles, qué es esa palabra que está al costado izquierdo de mi blog, debajo de mi fotografía, en un lenguaje que probablemente desconocen... Chaskañawi, en quechua, el cuarto idioma más hablado en toda Ámérica, significa "mujer de ojos grandes y brillantes, y pestañas largas". El quechua, idioma oficial en Bolivia, Perú y Colombia, es también utilizado en la zona andina de Ecuador. Al igual que el aymara y el árabe, utiliza sólo tres vocales: a, i, u. Sin embargo, el quechua es mucho más dulce que el aymara, también propio de la zona. No sólo en su pronunciación, sino en la forma de llamar las cosas y caracter
Una estrella en medio de un cielo en decadencia, es un poema, Siempre me han fascinado los atardeceres: son principio y fin. ¿Y si amanecés? ¿Y si me acariciás como el Sol, cuando recién se asoma? ¿Y si soy el rocío que te refresca? ¿Y si nos evaporamos? ¿Y si nos peredemos en una nube? Que nos dore la luz, que nos encontremos, como cuando la Luna y el Sol habitan el mismo cielo.
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Cuenta conmigo, con el amanecer que nos trae, juntos, nuevas esperanzas. Con el momento de paz que nos brindas. Con la voz rota y el alma a flor de piel. Rota, también, pero dejando su legado en el aire, en cada suspiro, en cada acorde que va a parar al corazón más inmediato. Porque la vida es eso, que diría el poeta: Nuestra vida son caminos, son estrofas, do, re, mi, canciones, melodías que van a quedar. Quedar entre tú y yo, entre vivir y morir, pero al menos, hacerlo plenamente. Hacerlo a lo grande.