Hace unas 26 horas estaba celebrando que escuchar su voz, tras 6 meses de sana separación, no me había producido ningún sentimiento. Como si hubiera previsto mi propio entierro, le comenté a un par de amigos: "ya veremos cuando lo vea, ya les contaré". Y en efecto, mi propia lengua me castigó, ¿o me complació? Tenía los labios húmedos aún, cuando Mr. Big puso "Bittersweet Simphony" en el reproductor de cd's de su nuevo auto. "No change, I can't change, I can't change, I can't change, but I'm here in my mold, I am here in my mold..." ¿Qué pasa conmigo? -Debería enterrarte vivo, le dije. Y sin embargo estaba ahí, besándolo, dejándome llevar por el deseo que, sí, debo admitirlo, aún no he dejado de sentir. Estaba dividida. Me traicioné a mi misma, y fui consecuente con el deseo y el sentimiento a la vez. Me sequé rápidamente las lágrimas que inevitablemente salieron tras esa mezcla de sensaciones que no podría definir mejor la palabra ...