Reminiscencias de un fin de semana

Bailaba, bailaba porque también le bailo a mi dolor (y sí, necesitaba que me vieran bailar).

C se acercó y me dijo: - "M dice que si usted lo quiere".

- ... Sí, lo quiero como jefe. Usted sabe que en este momento ningún hombre me impresiona. Ni siquiera ese muchacho tan guapo con el que bailó usted, por ejemplo.

C corrió con el recado. Y luego me acerqué a don M, le agradecí por todo, porque me trataron como una reina. Y le dije: - Me gustaría trabajar en su empresa.

Y sí, realmente me gustaría. Don M me parece un ejemplo como empresario, como la empresaria que quiero ser. Don M es multimillonario. Mi propia madre me dijo cuando le conté que se haría de la vista gorda. Pero no es lo que busco, no es lo que quiero.

Cuando llegamos al apartamento de C, le pregunté: - ¿Qué le dijiste a Don M? Y ella me dijo: - Nada, que en este momento usted no está interesada, per que tiene el corazón enfermo.

Comentarios

Damián Arroyo dijo…
un abrazo amguita!

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