Agua

Cuando estoy dentro del Mar, tengo la sensación de que pertenezco a ese lugar. Volver a tierra es lo difícil. En algún momento fui una criatura mitológica marina. Lo sé. No me pregunten cómo. Sólo lo sé. 

Mis emociones se mueven dentro de mi como lo hacen las mareas con los cambios de Luna. Puedo ir a las profundidades. Conozco la oscuridad. He navegado en ella. He luchado por no caer de nuevo. No se lo deseo a nadie. Desde la última vez, me dediqué a sanar, a llenarme de Luz. Dentro del Mar, con los rayos del Sol, los colores de la naturaleza marina se vuelven más iridescentes. Así entra la medicina al alma cuando se toma. La medicina espiritual. La otra, en la que están pensando, sólo es como una droga que te provoca un mal viaje, y con el tiempo, dependencia. Para sanar, hay que ir a la raíz, al origen. Y no, no es fácil. Requiere trabajo. Es como una limpieza profunda. Probablemente salgan cosas que no querás ver o enfrentar, pero una vez que terminés tu trabajo, te liberarás. Y lo más maravilloso, es liberar también a esas personas que ya no están pero que gracias a ellas estás aquí, es decir, tus ancestras y ancestros. Y, todavía mejor, liberás a tus hijos. 

Me dijeron que la espiritualidad es un camino. Por lo tanto no se acaba. Me gusta caminar, pero me gusta más imaginarme remando, en un kayak, a veces con fuerza, otras veces más lento. Cierro los ojos y puedo sentir la sensación del agua mojándome. La adrenalina al hacer rafting en una lancha. Hace mucho que no lo practico, pero sólo darme una ducha me da paz. 

La semana pasada me identificaron con el fuego, y, aunque me gusta bailar con él, amo prender velas y encender mi sahumador, definitivamente soy agua. Algún día, cuando tenga mucho dinero (la fé es lo último que se pierde), tendré un jacuzzi.

Sensaciones deliciosas: flotar en el agua, dejar caer la lluvia sobre tu cara, hacer el Amor en el agua, cuando la espuma del Mar besa tus pies...

Comprender a profundidad tu elemento, fundirte en él es conocerte. Y en el conocimiento de una misma están todas las respuestas.


Foto: Sergio Cantillo Malavassi


Comentarios

Eli dijo…
Hermoso. Amas, las aguas más fuertes, las del Mar. ¡Qué las aguas sean en ti, ellas en vos!,y qué sean una, se fundan, reconociéndose cada una, por separado a la vez.

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