Llegué a ese punto en el que se deja de sentir. Tenía tanto cansancio acumulado, tanto estrés, tanto dolor, tantas deudas. Deudas que me provocaban ansiedad. Ansiedad que me provocaba insomnio. Insomnio que me provocaba agotamiento mental y físico. Luego las voces... mis miedos: no poder pagar la renta, las cuentas... No dar abasto con tanto. La gata despedazó el sillón en el que nos encontrábamos. Mi corazón también estaba hecho jirones. Intentando construir una historia de Amor, me sorprendió otra. ¿Tan difícil es crear una familia? Sé que él tuvo miedo, como muchos otros. Yo también he sentido miedo, pero... ¿es posible ser tan mamífera? Recuerdo en ese entonces visualizar lo que viviría tres años después: él sujetando un bebé entre sus brazos, vestido con bata de hospital. Cuatro. Cuatro. Cuatro. Ahora somos cuatro. En esa época éramos dos, intentando ser tres. Con espacio de sobra. Espacio para las sombras. Espacio para los fantasmas, para ver su silueta acercarse a la orilla d...