Echarle sal a la herida
Dejé de escribir por vos. Me di el lujo de dejar de escribir por vos. Fuiste el último al que le dije TE AMO, y me costó tanto decírtelo que tuviste que sacármelo con cuchara, entre lágrimas: así de dolido estaba mi corazón. Cuando dejé de verte se me despertó una ansiedad... que pude controlar gracias a las respiraciones que me recetaron en El Arte de Vivir... Aún meditando pensé en vos... y volviste, a besarme de nuevo y fue tan dulce... pero no volvió a ser igual hacerte el Amor. Y no podía olvidarte... así que recurrí al peor remedio, que fue buscar placer en otros cuerpos, hasta que lo encontré... Decidí que lo más sano era cerrar ciclos con todos, y esta fue una de las razones para sumergirme en mi propia oscuridad. Y anoche, desde mi Luz, intenté besarte. Me dijiste que no podías. Heriste mi dignidad, pero pude con eso. Cuando pudimos estar a solas, me confesaste que andabas con ella. Di media vuelta y me fui. Eso fue suficiente, para echarle sal a la herida. Por suerte ...