Desde la guarida de la loba
Adentro, una tiene tiempo para hornear las ideas, para cocinar las preguntas, para pensar los lobos junto a los cuales ha corrido bosques y desiertos.
Adentro, el corazón crece con levadura, la sangre se convierte en leche, el cuerpo toma forma de vasija de barro.
Adentro, se ven la luz del Sol y la Luna caer, las estrellas brillan en sus pequeños ojos, sus manos son mariposas desenvolviendo sus alas.
Adentro, nos entendemos en nuestro lenguaje inventado, la intuición brota como el sentido que había estaba dormido y sonreímos con la piel.
Adentro, somos un prendedor en nuestra cama, compartimos el algodón de nuestros sueños, y nos despertamos recordando de dónde venimos.
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