El primer día del año, recibí la mejor lección que puedo haber recibido: respirar. Amo el Mar, me siento en mi elemento cuando estoy adentro. Acostumbro decir que podría quedarme allí adentro, sin volver a tocar Tierra... Conversaba con mi amiga Melissa, mientras el Sol desaparecía en el horizonte marino: perdimos la noción del tiempo, y del espacio. De no ser porque ella me dijo: "No toco fondo", no me hubiera percatado de ello. Sin detenerme a comprobarlo, le contesté: "Nademos con las olas". Fue lo que me dijo mi lógica. Nadamos de frente, sin saber que lo recomendado, en estos casos, es nadar en diagonal. La corriente nos siguió jalando en la dirección contraria, hasta que nos cansamos de nadar. Mi amiga gritó por ayuda, con los ojos muy abiertos a pesar de la sal. Yo me concentré en flotar. Afortunadamente, había un grupo de chicos cerca, y pronto nadaron en nuestra dirección. Mi amiga les gritó que me ayudaran a mi primero, porque estoy embarazada. Dos...