Mi corazón es una roca, una roca en movimiento, resquebrajándose, tomando nuevas formas. Mi corazón es lava volcánica, hirviendo, descomponiéndose, creando nuevas formas. Mi corazón está expuesto, desnudo, doliéndose de haber sido expuesto. Tengo frío... por dentro. - ¿Recordás cuando te dije que el cuerpo y el alma eran uno? Pues bien, cada beso mío, cada caricia, gesto, mirada, llevan consigo una emoción. No van vacíos, llevan un pedacito de mí. Y no dolería el desprendimiento, si fuera recíproco. Por el contrario, no habría palabras para explicar la felicidad, como no las hay ahora para explicar el vacío.