Ayer observé el dolor...
Me senté en una banca, a esperar a mi amiga. Esperé todo el día a que llegara ese momento. Pensé en qué debía decirle. En realidad lo mejor que podía hacer era acompañarla. En la mañana no pude hablar con ella: estaba inconsolable.
Mientras esperaba vi a la gente entrar y salir. Traté de concentrarme en mi lectura. Fui a la panadería más cercana a comerme ansiosamente una oreja descomunal, y aún no llegaba... No quisiera que tuviera que pasar por esto. Ni ella ni su familia. Mucho menos en las circunstancias en que sucedió: inesperada y violentamente. No me hubiera enterado si un viejo amigo en común no me hubiera avisado: no veo noticias. ¿Por qué? Una de las razones, la muerte de Pamela es un suceso más (o quizás no por las circunstancias en las que, desgraciadamente, esta familia nuevamente es noticia). ¿Qué hay de la denuncia? ¿del periodismo que cuestiona, investiga y enfrenta? Los culpables fueron detenidos ¿hasta cuánto tiempo?
Hace unos días hablaba con mis amigos cófrades sobre la inseguridad nacional. Y mantengo lo que creo. No hay que temer, ni sentirnos inseguros. No ayuda. Pero, ¿cómo explicárselo a esta familia? Menos en este momento.
Mientras abrazaba a mi amiga, trataba de transmitirle paz. Pero no voy a negar que me dolía verla sufrir. En estos días he estado estudiando el sufrimiento humano e intentando entender el propio (que es ficción). Y mientras estuve ahí veía las caras de sus otros amigos y pensaba: esto no está ayudando. Intenté sacarla de ahí, al menos por un momento. Escuchaba los comentarios de aliento de la gente, y quería evitar que le dijeran algunas cosas. De tanto querer protegerla creo que la agobié un poco. Cuán poco se nos prepara para la muerte, pensé. Casi en la misma medida en la que socialmente, no estamos preparados para hacer justicia. Me consuela saber que tengo un amigo trabajando al respecto y en la dirección indicada. ¿Qué puedo hacer yo? No menos que escribir al respecto.
Mientras esperaba vi a la gente entrar y salir. Traté de concentrarme en mi lectura. Fui a la panadería más cercana a comerme ansiosamente una oreja descomunal, y aún no llegaba... No quisiera que tuviera que pasar por esto. Ni ella ni su familia. Mucho menos en las circunstancias en que sucedió: inesperada y violentamente. No me hubiera enterado si un viejo amigo en común no me hubiera avisado: no veo noticias. ¿Por qué? Una de las razones, la muerte de Pamela es un suceso más (o quizás no por las circunstancias en las que, desgraciadamente, esta familia nuevamente es noticia). ¿Qué hay de la denuncia? ¿del periodismo que cuestiona, investiga y enfrenta? Los culpables fueron detenidos ¿hasta cuánto tiempo?
Hace unos días hablaba con mis amigos cófrades sobre la inseguridad nacional. Y mantengo lo que creo. No hay que temer, ni sentirnos inseguros. No ayuda. Pero, ¿cómo explicárselo a esta familia? Menos en este momento.
Mientras abrazaba a mi amiga, trataba de transmitirle paz. Pero no voy a negar que me dolía verla sufrir. En estos días he estado estudiando el sufrimiento humano e intentando entender el propio (que es ficción). Y mientras estuve ahí veía las caras de sus otros amigos y pensaba: esto no está ayudando. Intenté sacarla de ahí, al menos por un momento. Escuchaba los comentarios de aliento de la gente, y quería evitar que le dijeran algunas cosas. De tanto querer protegerla creo que la agobié un poco. Cuán poco se nos prepara para la muerte, pensé. Casi en la misma medida en la que socialmente, no estamos preparados para hacer justicia. Me consuela saber que tengo un amigo trabajando al respecto y en la dirección indicada. ¿Qué puedo hacer yo? No menos que escribir al respecto.
Comentarios
Un abrazo amiga, seguí naciendo.