Para siempre? Conociéndola, sí.
El sábado a las 9:30 de la mañana se casó una de mis mejores amigas. En una Iglesia que más bien parece una obra de la arquitectura moderna. Estaba bellamente adornada con alfombra roja y ramos de rosas rojas y flores blancas.
Nos citaron a las 9, y desde esa hora esperé con mi cámara lista para las fotos. En cuanto llegó nuestra amiga, salimos corriendo a abrazarla... Se veía como una muñequita (y el novio era de pastel), pero su abrazo no fue como el de siempre: estaba stressada. Ella, acostumbrada a dar funciones ante niños y adultos... pero bueno, quién no?
Yo creí que lloraría (sí, soy una llorona), pero ni eso, peor aún: se me contagió el stress!!! Entre las fotos que me salían movidas, el ver a mi amiga tensa y salir de mi casa peleando con mis papás, no aguantaba los tucos en mis hombros.
Pero esa no es la historia. La historia comienza cuando en el sermón, el padre les pregunta si se conocen:
Hace 5 meses, mi amiga y el susodicho se conocieron en la casa de la abuela de él. Y, aunque no lo crean, todo estaba fríamente calculado, sí, como en los viejos tiempos... Y así como esas cosas que no tienen explicación alguna, hicieron click desde la primera conversación (después de superar la pena que les hacían pasar sus familiares). Pero como nada es perfecto, él no vivía en Tiquicia, y tenía que marcharse... a los días!!!
Nadie sabe para quién trabaja, la cosa es que estos dos siguieron la conversa vía telefónica y entre onda que va y onda que viene, el niño le propuso matrimonio a mi amiga. Y ella, que siempre me había hecho entrar en razón de mis actos "impulsos" y convulsos, le dijo que sí.
Todo arreglado, en cuestión de momentos.Y mientras escribo este post, mi amiga está de Luna de Miel en Antigua, Guatemala. Y yo, que me comí la Miel y hasta la Luna, deseándole lo mejor a mi amiga, que se dio la oportunidad de amar...
Nos citaron a las 9, y desde esa hora esperé con mi cámara lista para las fotos. En cuanto llegó nuestra amiga, salimos corriendo a abrazarla... Se veía como una muñequita (y el novio era de pastel), pero su abrazo no fue como el de siempre: estaba stressada. Ella, acostumbrada a dar funciones ante niños y adultos... pero bueno, quién no?
Yo creí que lloraría (sí, soy una llorona), pero ni eso, peor aún: se me contagió el stress!!! Entre las fotos que me salían movidas, el ver a mi amiga tensa y salir de mi casa peleando con mis papás, no aguantaba los tucos en mis hombros.
Pero esa no es la historia. La historia comienza cuando en el sermón, el padre les pregunta si se conocen:
Hace 5 meses, mi amiga y el susodicho se conocieron en la casa de la abuela de él. Y, aunque no lo crean, todo estaba fríamente calculado, sí, como en los viejos tiempos... Y así como esas cosas que no tienen explicación alguna, hicieron click desde la primera conversación (después de superar la pena que les hacían pasar sus familiares). Pero como nada es perfecto, él no vivía en Tiquicia, y tenía que marcharse... a los días!!!
Nadie sabe para quién trabaja, la cosa es que estos dos siguieron la conversa vía telefónica y entre onda que va y onda que viene, el niño le propuso matrimonio a mi amiga. Y ella, que siempre me había hecho entrar en razón de mis actos "impulsos" y convulsos, le dijo que sí.
Todo arreglado, en cuestión de momentos.Y mientras escribo este post, mi amiga está de Luna de Miel en Antigua, Guatemala. Y yo, que me comí la Miel y hasta la Luna, deseándole lo mejor a mi amiga, que se dio la oportunidad de amar...
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Saludos.