Despertáme cuando esté oscuro
Esta no fue la primera vez. La primera vez, supe que había salido del letargo cuando una noche tomé mis rollos y los hice un rollo. Salí, en mi parte favorita del día que es cuando todo está oscuro, excepto las estrellas, excepto las miradas, que captás en medio de las bocanadas de humo. Salí conmigo misma, sin necesidad de nada más hasta que me dio la gana beberme esos ojos verdes, hasta que nos desaparecimos en una esquina, bajo un árbol, y luego bajo sus sábanas. No quise quedarme, no fue una de esas historias que permanecen, pero lo que él nunca supo, es que me despertó mientras aún estaba oscuro.