Lento
Un año y tres meses de soltería. Cuando lo común es que una relación le majara los talones a la otra. Y bien, llega el momento en que hacen falta los besos, los abrazos (pero no los esporádicos, no de los que te encontrás en una esquina), amanecer junto a alguien que amás y que te ama. Pero resulta que una se acostumbra, a andar por aquí y por allá sin rendir cuentas, a inventarse cada día con espontaneidad total. Y eso no tendría que cambiar si compartís momentos con alguien. Aunque para algunos cambia, sí. Dejan de ver a sus amigos y no tienen tiempo ni para sí mismos. A mi me ha pasado.
Y entonces ahora me encuentro en medio. Quiero y no quiero. Y ante la contradicción, pues sólo me río de mi misma. Dejarme llevar siempre es la puerta que tomo en estos casos. Sólo que quiero hacerlo lento.
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Salud por esos momentos