Soneto inconcluso
Rueda hasta mis pies
la otra parte de mi cuerpo.
Esa que sangra,
que late y golpea.
Esa que hiere,
esa que ata.
Y desde entonces mido los pasos,
escucho atentamente acostada sobre la hierba,
escondida tras los arbustos.
Mi flecha apunta,
la bestia escapa.
Mis pies son ágiles,
pero mis pulmones no respiran igual...
Ha llegado mi hora de volver al Mar,
de lavarme en esa sal que me da Vida.
Mis ojos se han apagado
y sin embargo no logro conciliar el sueño.
En mis manos vacías llevo las llagas
de las caricias
que me han lavado la frente.
Quiero bañarme en la luz del Sol de madrugada,
correr por la playa,
y ver morir el atardecer.
Las estrellas borrarán mis lágrimas,
y las hojas me refrescarán con la brisa que trae el Viento.
En la Noche encenderé una fogata,
y tras el ritual me acostaré desnuda
sobre la arena.
la otra parte de mi cuerpo.
Esa que sangra,
que late y golpea.
Esa que hiere,
esa que ata.
Y desde entonces mido los pasos,
escucho atentamente acostada sobre la hierba,
escondida tras los arbustos.
Mi flecha apunta,
la bestia escapa.
Mis pies son ágiles,
pero mis pulmones no respiran igual...
Ha llegado mi hora de volver al Mar,
de lavarme en esa sal que me da Vida.
Mis ojos se han apagado
y sin embargo no logro conciliar el sueño.
En mis manos vacías llevo las llagas
de las caricias
que me han lavado la frente.
Quiero bañarme en la luz del Sol de madrugada,
correr por la playa,
y ver morir el atardecer.
Las estrellas borrarán mis lágrimas,
y las hojas me refrescarán con la brisa que trae el Viento.
En la Noche encenderé una fogata,
y tras el ritual me acostaré desnuda
sobre la arena.
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